Orientación para familiares
Mantener una familia feliz requiere mucho tanto de los padres como de los hijos. Cada miembro de la familia tiene que convertirse, de una manera especial, en siervo de los demás. (Papa Juan Pablo II)
Mantener una familia feliz requiere mucho tanto de los padres como de los hijos. Cada miembro de la familia tiene que convertirse, de una manera especial, en siervo de los demás. (Papa Juan Pablo II)
Una familia es un grupo de personas unidas por el parentesco. Esta unión se puede conformar por vínculos consanguíneos o por un vínculo constituido y reconocido legal y socialmente, como es el matrimonio o la adopción.
La familia es la organización social más importante para el hombre: el pertenecer a una agrupación de este tipo es vital en el desarrollo psicológico y social del individuo.
El concepto de familia ha ido sufriendo transformaciones conforme a los cambios en la sociedad según las costumbres, cultura, religión y el derecho de cada país. Durante mucho tiempo, se definió como familia al grupo de personas conformadas por una madre, un padre y los hijos e hijas que nacen a raíz de esta relación.
Sin embargo, esta clasificación ha quedado desactualizada a los tiempos modernos, ya que actualmente existen varios modelos de familia. Hoy la familia se entiende ampliamente como el ámbito donde el individuo se siente cuidado, sin necesidad de tener vínculos o relación de parentesco directa.
La relación de parentesco se puede dar en diferentes niveles. Esto lleva a que no todas las personas que conforman una familia tengan la misma cercanía o tipo de relación. Por ejemplo: la familia nuclear es el grupo conformado por una pareja y sus hijos, mientras que la familia extensa incluye a los abuelos, los tíos, primos.
Familias monoparentales. Conformadas por uno o más hijos y la madre o el padre. Este tipo de familia puede darse a raíz de una separación, de la decisión de ser padre o madre soltero/a o de haber enviudado. Por lo general, con el tiempo estas familias dan lugar a la nueva unión de los padres, formando así las familias ensambladas.
Familias biparentales. Conformadas por una pareja y su hijo o hijos. La unión de la pareja puede darse por vínculo sentimental sin necesidad de contraer matrimonio. Pueden ser heteros parentales (conformadas por parejas de distinto sexo y sus hijos) homoparentales (conformadas por parejas del mismo sexo y sus hijos).
Familias ensambladas. Conformadas por dos personas que se unen y una de ellas (o ambas) ya tiene hijos o hijas. Las familias ensambladas son dos familias monoparentales que, por medio de una relación sentimental de la pareja, se unen dando lugar a la conformación de una nueva familia.
Familia de acogida. Conformadas por menores que no son descendientes de los adultos, pero han sido acogidos legalmente por ellos de forma urgente, temporal o permanente
Importancia de la familia
El derecho a la familia es uno de los derechos humanos fundamentales. La familia es considerada el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad, allí el individuo establece sus primeros contactos sociales y culturales: los primeros aprendizajes (caminar, hablar, relacionarse con los otros) comienzan en el hogar.
Se dice que la familia es la base de toda sociedad, ya que dentro de ella los adultos educan y transmiten valores a los niños y niñas que la conforman. El entorno familiar influye notablemente en el desarrollo emocional y social de las personas, y puede motivar o condicionar a los miembros.
La inteligencia emocional adquirida, los sueños y miedos provienen del impacto del entorno familiar en el individuo. Los ambientes familiares violentos y problemáticos suelen influir negativamente en el desarrollo personal y social de las personas.
Independientemente de la forma o estructura que tenga cada familia, es fundamental que funcione como espacio de contención, ayuda, comprensión y comunicación para el desarrollo del potencial y las habilidades de los miembros.
Es una estructura social universal que se encuentra en todos los tipos de culturas y sociedades; en cada una de ellas varía su forma o estructura, pero se mantienen las características importantes.
Generalmente surge por lazos sanguíneos, legales o emocionales.
Puede surgir a partir del matrimonio o la unión conyugal (en algunas sociedades es legal la poligamia).
Constituye la base de trasmisión de educación y valores: los miembros comparten costumbres y tradiciones que suelen ser transmitidas de generación en generación. Sus miembros poseen el desafío de superar en conjunto retos y dificultades.
Los valores son cualidades, principios o virtudes que un individuo desarrolla y que son importantes para su crecimiento personal y social. Existe una serie de valores fundamentales que es importante que todas las familias transmitan a hijos e hijas para el desarrollo armónico de la familia y de la sociedad.
El coaching familiar es una herramienta de acompañamiento y apoyo y pone en valor este instrumento como forma de mejora de las relaciones dentro del núcleo familiar. El coaching familiar constituye una nueva herramienta para el apoyo a las familias y pretende mejorar las competencias parentales y promover la parentalidad positiva.
¿Para qué sirve el ‘coaching’ familiar?
«El coaching familiar sirve para despertar conciencia y responsabilidad, desarrollar habilidades y promover cambios que enriquezcan las relaciones personales y de vinculación entre los miembros de la familia», afirma Julia Pérez, directora de UNAF.
Una familia unida es un gran tesoro, ya que todos sus miembros colaboran, se apoyan y crecen juntos creando sinergias, juntos generan más valor que cada uno de ellos por separado. Lo importante es que cada miembro de la familia encuentre su sitio, y que entre todos cuiden y cocreen las relaciones.
A pesar de ello, la realidad no siempre es así. Los fuertes sentimientos de amor se fusionan con miedos y el resultado puede ser desastroso, «una familia toxica». El respeto y la confianza ceden ante los celos, la manipulación y la falta de comunicación. No se reconoce el valor de las personas, sino que las críticas y reproches provocan sufrimiento. Estos sistemas relacionales dejan de aportar elementos positivos y podemos encontrar, entre otras cosas, abusos de poder, roles limitantes, toxinas en la comunicación y sobreprotección. Estos factores provocan un enorme malestar, ya que, como dice el pedagogo y filósofo Bert Hellinger, cada miembro de la familia debe encontrar su lugar para que el sistema sea sano y aporte algo positivo a sus miembros.
Dada la importancia de los padres para los hijos, si hacemos un proceso de coaching a un menor de edad debemos asegurarnos de que el sistema familiar aporte cosas positivas. Si hay una disonancia entre lo que se trabaja en las sesiones de coaching y lo que el menor vive en su familia, es como si hubiera una grieta por donde se escapa el aprendizaje.
Es entonces cuando, además de un proceso de coaching a un joven, es necesario hacer coaching al sistema familiar: si trabajamos con todos ellos aceleraremos los cambios de sus dinámicas.
El coaching contribuye a reforzar los vínculos afectivos entre todos los miembros de la familia, y ayuda a conseguir la unión y armonía que todas las familias desean. Hay muchas formas de vivir en familia: no una forma única o ideal de hacerlo. Sin embargo, el coaching es una excelente opción para que en casa reine la armonía y el bienestar y el sistema familiar sea saludable y aporte experiencia positivas a toda la familia.
El coach debe mostrarse como un aliado externo de la familia que ha venido acompañar para que todos los miembros encuentren su lugar, reforzando, así, los vínculos afectivos.
Orientación a familiares.
Orientación a cuidadores.
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